EL ARTE DE LA TAUROMAQUIA*

(Desde tiempos remotos hasta el presente)


I

La historia de la tauromaquia(1) o la corrida de toros(2) se remonta a tiempos
inmemoriales. El hombre primitivo no comprendía la causa de que hubiera doce horas de luz y otras doce de oscuridad. Siempre temía que las tinieblas de la noche impidieran la llegada de la luz del día. Quizás por esa razón, los antiguos persas empezaron a adorar a Mithra(3), dios de la luz. Según la tradición, Mithra(4) mató al toro divino(5), cuya muerte era necesaria para la renovación del mundo. Del cuerpo de la bestia brotaron todas las plantas y animales de los cuales depende el hombre.

Al pasar los años, el color blanco(6), la luz, llegó a representar lo
bueno, y el negro, la oscuridad, lo malo, conceptos convencionales que hasta el presente son con frecuencia utilizados en relación con el conflicto y la eterna lucha entre las fuerzas del bien y las del mal(7).

Es interesante observar que la moderna fiesta brava empieza a las cinco o las seis de la tarde cuando la mitad de la plaza está en el sol y la otra mitad en la sombra(8). Además, el torero lleva el llamado "traje de luces," lo cual puede indicar que éste represente el bien. El toro generalmente es negro, color asociado con el mal.

En Egipto el toro y la vaca simbolizaban la fecundidad y fertilidad de la población rural. En Creta(9) los jóvenes nobles tenían la costumbre de probar su destreza, valor y audacia enfrentándose a los toros. También en Creta nació el mito del Rapto de Europa(10), que culminó en la muerte del legendario toro en el famoso laberinto.

Se cree que el culto al toro en España se desarrolló independientemente de las influencias de otras partes del mundo. Desde hace muchos siglos, en la Península Ibérica, el hombre adoraba al toro. Al visitar la Cueva de Altamira, no lejos de Santander, podemos admirar los dibujos(11) de estos magníficos animales, tal vez antepasados de los modernos toros de lidia. El toro primitivo se reproduce gráficamente en esta gruta de la provincia de Teruel. También en la famosa Cueva de Lascaux en el sur de Francia hay representaciones del antiguo "uro,"(12) otro posible antecedente del moderno toro bravo.

En la primitiva Iberia, cerca de la actual ciudad de Avila, podemos admirar los famosos Toros de Guisando. Son esculturas en granito de tamaño natural. Están colocadas en fila y se cree que tienen un poder mágico para la protección de la especie.

El famoso Vaso de Liria de origen ibero(13) representa en su pintura una corrida de toros. De posible origen griego(14) es la llamada Bicha de Balazote, con cuerpo de toro y cabeza humana.

Otra vez el toro está representado como símbolo de la invencibilidad y el poder. Esta creencia se hace evidente en el rito de los llamados taurobolios(15). Aquí vemos la reconstrucción de un "míthreo," especie de habitación donde un hombre recibía sobre él la sangre caliente de un toro sacrificado. La sangre pasaba a la habitación a través de un enrejillado que cubría el hoyo al que había descendido el iniciado para tal ceremonia(16). Se dice que algunas de las primeras plazas de toros de España fueron construidas sobre un míthreo antiguo.

Los historiadores señalan que la muerte ritual del toro era también ocasión de alegría, regocijo y diversión. Había corridas de toros para celebrar las bodas debido a que el toro tenía fama de dar fertilidad a la pareja. En ciertos lugares las banderillas eran decoradas por la novia con papeles de color para después clavarlas en el morrillo del toro--un acto que tal vez dio origen al actual uso de las banderillas.

Antes de que se usara en la corrida la muleta de color rojo, se empleaba un lienzo blanco, probablemente la sábana del lecho nupcial. Es posible que esto tuviera el propósito de transmitir a la pareja el poder y la fertilidad del toro en el preciso momento de la muerte del animal(17).

La corrida de toros, en muchos casos, es parte de la conmemoración del día de un santo. Buen ejemplo de esto es la célebre Fiesta de San Fermín, celebrada cada año en Pamplona en el mes de julio.

En la procesión, los dignatarios de la iglesia se dirigen a la capilla del santo patrón. Desde allí, el paso es llevado por las calles de la ciudad para que todos puedan venerar la imagen de este santo tan querido de los navarros. Desde un balcón de la Calle Mayor uno puede observar el colorido, pompa y esplendor que rodea este solemne acto en honor de San Fermín.

Todas la mañanas miles de personas participan en los famosos encierros(18). Para probar su bravura los intrépidos mozos corren delante de los toros que van del corral a la plaza. Al entrar en el ruedo, los jóvenes impresionan al público con su instintiva destreza taurina. El alboroto de los aficionados en la plaza es otra indicación de la alegría que se asocia con la muerte ritual del toro.


II

Con la llegada de los romanos a España dos siglos antes de Jesucristo, creció en importancia el culto al toro y al dios Mithra. Se sabe que Julio César era aficionado a los toros. Durante los seiscientos años de dominación romana en España, los romanos construyeron muchos anfiteatros donde tenían lugar combates de gladiadores con animales, incluyendo toros bravos. Este anfiteatro de Itálica, cerca de Sevilla, es uno de los más famosos.

Luego, durante la ocupación árabe de España(19), los moros, probablemente influidos por los cristianos, se hicieron también aficionados a los toros. A ellos les gustaban especialmente las peleas de toros contra perros. El pintor Francisco de Goya nos ha dejado varios grabados que muestran la destreza de los moros en el ruedo.


III

La evolución de la corrida de toros en España es bastante compleja. Sin embargo, podemos mencionar las cuatro siguientes fases:

La primera es la de los cazadores de toros. La bien conocida Estela de Clunia muestra un cazador ibero frente al toro, tal vez la primera representación de un torero en España. La inscripción se traduce como "el cazador de monte"(20). Hay quien dice que Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, cazaba toros en el siglo XI y también tomaba parte en las justas(21) y torneos de los árabes. Esta práctica duró hasta el siglo XVII, cuando el Rey Felipe II empezó a practicar en sus fincas la caza del toro con arcabuz.

En la segunda fase, que empieza al final del siglo XI, tenemos la primera noticia de la existencia de la "profesión" de "matador"(22). Algunas corridas consistían en matar a los toros con flechas, picas, cuchillos, ganchos y dardos. Esta puede ser la primera manifestación conocida de las corridas como espectáculo popular.

La tercera fase es resultado de las severas leyes de Alfonso el Sabio en contra de los llamados "matatoros." Estas restricciones tal vez dieron origen a la lucha taurina caballersca. El Rey Alfonso aprobaba la lucha con el toro para los que quisieran demostrar su valor enfrentándose a estas feroces bestias. Los caballeros, por eso, habían de herir al toro a caballo y no a pie. Durante esta época la actividad taurina era un deporte reservado para los reyes y los nobles. Esta costumbre duró hasta el siglo XVIII cuando la decadencia de la nobleza hizo menos populares tales espectáculos.

Estos caballeros de antaño dieron origen en la España actual a los modernos rejoneadores, que llevan con orgullo su traje negro y su sombrero cordobés. El caballo es siempre uno de los mejores de su raza. El entrenamiento del animal requiere más de diez años. Generalmente, el rejoneador controla el caballo con las piernas y los pies, dejando así libres las manos para ejecutar el trabajo con el rejón y las banderillas. Observemos la gracia del arte del rejoneo.

La cuarta y última etapa es la de la lucha taurina profesional como espectáculo público. Los creadores de este tipo de lucha taurina, en el siglo XVIII, eran personas generalmente procedentes de los estratos sociales más bajos.


IV

Ahora vamos a hablar de algunos de los famosos toreros que produjeron la transición a la moderna corrida de toros en tiempos más recientes. El primero es Francisco Romero, natural de la ciudad de Ronda, quien dio origen a una dinastía de toreros en el siglo XVIII. Se le atribuye la invención de la muleta. También es el primero que mata los toros cara a cara. Aquí vemos la Plaza de Toros de Ronda, la más antigua de España.

El torero más famoso de la familia Romero fue Pedro(23), nieto de Francisco. Se dice que éste mató más de 5600 toros durante su larga carrera sin sufrir herida alguna.

En la misma época se destaca el nombre de José Delgado Guerra, conocido por el apodo de Pepe-Hillo(24). Después de una distinguida carrera, encontró la muerte en la Plaza de Toros de Madrid en 1801. Años después sus hazañas se convirtieron en poesía. La siguiente balada narra uno de sus triunfos en la plaza de toros(25).


V

Balada de Pepe-Hillo

Los diestros están alerta
del callejón en la puerta.

Y limpia el a(l)guacilillo
de golfos todo el anillo.

El despeje de cuadrillas
seguido por las mulillas.

Sale el toro del toril
y se oyen voces mil.

Y le espera Don Tancredo
de blanco pero sin miedo.

Y de pronto por lo alto
con la garrocha da un salto.

El caballero un rejón
le clava con emoción

Verónica superior
es quite del matador.

El piquero con arrojo
le deja el morrillo al rojo.

Hay un quite al picador
en el momento peor.

Por manso le echan al toro
perros para su desdoro.

Y de manera sencilla
le clavan las banderillas.

El brindis es por usía
y toda la compañía.

Un pase sensacional
al estilo natural.

El estoque en el morrillo
ha clavado Pepe-Hillo.

Le van a desjarretar
tras la suerte de matar.

Y como el toro se ha echado
la puntilla le han clavado.

Le conceden por valor
orejas al matador.

Arrancan las banderillas
y arrastran con las mulillas.

En hombros por el anillo
le llevan a Pepe-Hillo.

The bullfighters are alert
In the doorway of the alley.

And the alguacil chases
All the urchins out of the bullring.

The parade of the cuadrilla
Followed by the mules.

The bull comes out of the toril
And thousands of voices are heard.

And Don Tancredo awaits him
As a target but without fear.

And suddenly from above
A vault with the pole.

The bullfighter with emotion
sticks him with a rejón.

A great verónica
Is a take-away pass by the matador.

The picador boldly
Leaves the neck muscle red.

There is a take-away pass for the picador
At the worst moment.

Because the bull is cowardly
Dogs are released for its punishment.

In a simple way
They place the banderillas.

The dedication is for you
And for all the public.

A sensational pass
In the natural style.

The sword in the neck
Pepe-Hillo has placed.

The bull will be rendered harmless
After the act of killing.

And as the bull has lain down
They use the little dagger.

For his valor
The matador receives two ears.

They pull out the banderillas
And drag him out with the mules.

Around the ring on their shoulders
They carry Pepe-Hillo.


VI

Debemos mencionar algunos de los matadores más célebres del siglo XX. El primero de éstos es Juan Belmonte(26) que llevó el arte taurino a su edad de oro creando una nueva forma de toreo. Un rival suyo fue el incomparable Joselito(27), hijo y hermano de toreros, que murió en la Plaza de Toros de Talavera en 1920. Otro matador de renombre, el glorioso Manolete(28), murió de una cornada en la Plaza de Linares, dándolo todo a sus aficionados, incluyendo su vida. Los matadores de hoy día siguen a la sombra de estos gigantes de la tauromaquia.

Ahora vamos a ver una corrida de toros en la que se lidian seis toros. Generalmente empieza entre las cuatro y las seis de la tarde(29). En el palco presidencial(30) ocupan sus asientos los oficiales de la corrida. A la hora señalada salen dos alguaciles(31) a caballo, vestidos al estilo de la época de Felipe II. Al acercarse al palco oficial saludan al presidente(32). Mientras la banda toca un pasodoble, empieza el paseo(33). Enfrente están los tres matadores seguidos de los banderilleros. Detrás de ellos vienen los picadores montados a caballo y, a continuación, los monosabios(34). Al final están las mulillas(35) que sacarán los toros muertos del ruedo.

Ahora se abre el toril y sale el primer toro--poderoso, y con la cabeza alta. En este momento se usa una capa llamada el capote, un trapo de color rosado y amarillo. Con unos lances(36) del capote, tanto el matador como los aficionados(37) pueden ver la reacción del animal. Cada toro es distinto, y es importante que el matador observe bien las características del animal. ¿Tiende a embestir hacia la izquierda o hacia la derecha? ¿Tira la cabeza de manera peligrosa al embestir?

Hay varios lances en los que se puede usar el capote. El más clásico es la verónica(38) que aquí vemos. Después de ejecutar una media verónica, el público expresa su entusiasmo y su admiración por el matador, premiando con sus aplausos y gritos la osadía, la destreza y el estilo artístico que muestra ante el toro.

La corrida de toros se divide en tres tercios o suertes(39). Son como los tres actos de un drama, durante los cuales hay que preparar al toro para la muerte. El primer tercio es el de los picadores o suerte de varas. Los animales tienen los ojos vendados para que no vean al toro. El picador usa la pica, garrocha con una puya en el extremo. Con este instrumento hiere al toro en la cruz, que es el punto más alto del morrillo. El costado del caballo está protegido por el peto, que es una especie de faldón que se usó por primera vez en 1928. El propósito de la suerte de varas es principalmente el de cambiar el estado del toro, disminuir su fuerza, sin quebrantarlo completamente. Cuando el toro ha sido picado suficientemente, se le acerca un torero que con un quite(40) aparta el toro para que el picador pueda salir.

Los clarines(41) anuncian el cambio de tercios. Ahora empieza el segundo tercio o suerte de banderillas. Estas son palos adornados con papeles de colores con un arpón en la punta. El banderillero muestra la dominación del toro con gracia, destreza e inteligencia. El propósito de las banderillas es el de debilitar los músculos del cuello del toro, cosa muy importante para facilitar la faena que sigue ahora(42).

El último tercio, a veces llamado la faena, corresponde al matador. Con la montera(43) en la mano, el matador sale al centro del ruedo para hacer un brindis. Puede dedicar la muerte del toro al presidente de la corrida, a una persona especial o al público.

En la faena, el matador usa la muleta(44), que es una capa encarnada apoyada en un palo ligero. Uno de los pases fundamentales ejecutado con la muleta es el "natural." Este pase, hecho con la mano izquierda, es el más sencillo, pero al mismo tiempo, uno de los más difíciles de ejecutar. Un pase parecido, realizado con la mano derecha, es el "derechazo"(45). Remata con un pase de pecho y recibe los aplausos del público.

El toreo de un arte, no un deporte, porque no hay duda de cual es el resultado final. El toro, inevitablemente, ha de morir(46), y el éxito del espectáculo depende de la bravura del toro y de la habilidad del matador para dominarlo graciosamente(47).

El famoso Pedro Romero(48), de Ronda, revolucionó la corrida con su teoría de "parar(49), templar(50) y mandar"(51). Cuando el matador cita bien y luego ejecuta el pase, puede "cargar la suerte"(52) y luego, después de dominar al toro, hacer un desplante frente a él. Esto indica que el toro está templado y que el matador tiene control del animal.

El matador tiene quince minutos para terminar con el toro. Cuando el animal está cansado, viene el "momento de la verdad." Aquí el maestro trata de despachar el toro con una estocada(53) bien colocada. Si el matador no acierta, puede repetir la acción. Si el toro no muere inmediatamente, aún con una buena estocada, los ayudantes pueden usar el descabello(54). Cuando el toro está muerto entran las mulillas y sacan el animal del ruedo. Si el matador triunfa en la faena, vemos un mar de pañuelos blancos en la plaza. Esto indica que el público quiere que el matador reciba una oreja(55) como premio. Luego el torero da una vuelta al ruedo recibiendo los aplausos de sus aficionados.

Es evidente que la fiesta de los toros tiene una historia larga e interesante. Lo que vemos hoy es una bella mezcla de mitos, fantasía y realidad. Aunque la vida de los españoles y de los hispanoamericanos(56) late al ritmo de este siglo, en algunos de estos países las antiguas tradiciones de la tauromaquia se mantienen vivas y significativas. Al terminar nuestra aventura histórica, volvemos a Pamplona para escuchar una de las canciones más populares de la Fiesta de San Fermín.